NATURALEZA
O. Ascascius.

Un torrente de luna largamente azulada
se desliza en las noches por las montañas.
Un manto de cielos poblados
se dibuja en lo alto por las mañanas.
 
Y despierta el sol, todo brillo y esplendor
y las nubes adormiladas se apartan
para dar paso a sus rayos de luz
que descienden como ángeles en picada.
 
Y una vez más se abre el telón:
Es la naturaleza milenaria que se repite cada día,
pero cada día, no es como cada ayer.
 
Pienso en ella y en el follaje de sus árboles,
y al pensar en sus valles
mi corazón se llena de gozo.
 
Pienso en ella y en el sueño sin final
que sería la vida a su lado,
unidos como mañana y tarde,
como río y cauce,
como raíz y tierra
como viento y valle.
 
Deja pues escalar las cumbres de tus volcanes,
deja penetrar tus entrañas
para que mi corazón se te clave
con la luz de la luna
y el sol de las eternidades
 
Deja fundirme contigo
en el sutil insomnio
de un amor extraño y soñado.
Deja aspirar con fuerza
la fragancia roja de tu edén de valles
 
Quiero entonarte un canto sincero
de amor todo lleno,
quiero darte mi vida, y también mi muerte
si acaso lo puedo.
 
Deja pues envolverte en un abrazo
y arrullarte con mis cantos sutiles.
Déjame cantar sólo para ti, y junto a ti,
cantar a tus grandes bosques
y a la fuerza de tus animales.
 
Mi canto será para ti
y tuya será su alegría.
Llévate mi canto hasta el mar,
hasta lo más profundo de tus oquedades.
 
Deja pues que mi canto, cante con tu canto.
Deja que mis notas bailen con tus notas
y así ambos podamos sentir
cómo surge radiante y alegre
un aroma de música, y de vida.